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En el argot de los hombres que se dedican al mar, “skeleton crew” (“tripulación de esqueletos”, en español) es un término empleado para designar a aquellas embarcaciones que navegan con una cantidad mínima de tripulantes para llevar a cabo las labores de abordo. Es común que estas embarcaciones cuenten con uno o dos elementos para asumir las funciones esenciales y lograr que, en caso necesario, una determinada tarea no se convierta en una catástrofe. En ese sentido, el término no tiene nada de siniestro pero…
Stuck in Customs
En los últimos meses, “tripulación de esqueletos” ha venido utilizándose de una forma más literal. Una docena de embarcaciones navegando a la deriva ha sido descubierta por la Guardia Costera en mares de Japón. La mayoría de estos navíos aparentemente fueron abandonados, pero otros contenían los cadáveres de sus tripulantes.
“Restos humanos y nada más”, declaró uno de los miembros del equipo de rescate, responsable por abordar una de estas macabras embarcaciones. Los barcos son muy frágiles, construidos con un tipo de madera ligera que evidentemente no es el mejor material para hacer frente a las turbulentas aguas del mar de Japón, una región que periódicamente es asolada por tempestades y olas que se levantan hasta los 12 metros de altura.
Todo este misterio comenzó a principios del mes de octubre cuando cuatro pequeñas embarcaciones de madera fueron localizadas en el estrecho que divide el punto más oriental de Rusia y Japón. Estas primeras embarcaciones se encontraban vacías, con señales de que habían sido utilizadas recientemente, según lo apuntado por los equipos de inspección. Se encontraron suministros y unos cuantos objetos personales abandonados por los tripulantes. En un primer momento, las autoridades de la Guardia Costera creyeron que las embarcaciones eran propiedad de pescadores japoneses y que habían sido abandonadas tras recibir alguna alerta sobre mar agitado. No resulta raro que los pescadores vayan a alta mar a bordo de barcos de madera frágiles, pero siempre escoltados por otras embarcaciones más aptas y resistentes. A la mínima señal de problemas, las embarcaciones más sencillas son desechadas y los tripulantes se dirigen al lugar seguro.
Pese a que esta parezca una explicación perfectamente lógica, la Guardia Costera no encontró registro alguno de tripulantes que pudieran haber abandonado los barcos recientemente. Finalmente los llevaron al puerto de Fukui donde continuaron las inspecciones.
Una vez allí se empezó a sospechar que estos barcos habían partido desde Corea del Norte, transportando pescadores que, sin el debido equipamiento, estaban a merced de los mares tempestuosos. Pese a esta sospecha, el gobierno japonés se mantuvo con mucha cautela antes de emitir información alguna sobre el posible origen de las embarcaciones, sobre todo porque las relaciones con el gobierno norcoreano son algo muy delicado. Además, los equipos de inspección no encontraron documentos ni papeles que pudieran corroborar la teoría de que los barcos venían desde Corea del Norte.
La otra posibilidad era que un grupo de disidentes intentó escapar del régimen comunista norcoreano intentando atravesar el mar. En este caso, la sospecha sobre el destino de los tripulantes se hace aún más lúgubre, dado que el gobierno norcoreano prohíbe a sus ciudadanos abandonar las fronteras sin una debida autorización gubernamental. La pena por deserción o traición es una cadena perpetua o el fusilamiento.
Mientras el gobierno nipón intentaba sacar adelante un posible altercado diplomático, otras ocho embarcaciones aparecieron en sus fronteras marítimas. Ante estos nuevos descubrimientos, a las autoridades les fue imposible seguir ocultando la información a la prensa.
A diferencia de las embarcaciones anteriores que parecían simplemente abandonadas por la tripulación, estos barcos portaban un cargamento macabro: esqueletos y cadáveres en estado de descomposición. El barco pesquero más reciente, encontrado a la deriva hace un par de semanas, trasportaba en la bodega siete cadáveres en un avanzado estado de putrefacción, todos ellos acostados en hamacas o en tarimas dispuestas en la pequeña bodega de carga. Lo más escalofriante fue el estado de algunos de estos cuerpos: dos de ellos habían sido decapitados, a otro le amputaron los pies a la altura del tobillo, también le arrancaron los dedos, genitales y presentaba signos de quemadura y tortura. A bordo de otra embarcación, las autoridades encontraron un baúl de madera cerrado, al interior había seis cráneos humanos.
“No existe consenso alguno sobre lo que sucedió a bordo de estas embarcaciones o sobre quién es responsable por esta terribles muertes”, declaró el Ministro de Relaciones Exteriores de Japón, Ryuki Massara. Aquella primera sospecha sobre el origen de los barcos parece ser cierta, pues en uno de los barcos se descubrió una nota escrita en coreano. En otro barco encontrado en la costa de la ciudad de Wajia, al norte de Japón, uno de los cadáveres todavía vestía parte del uniforme del ejército norcoreano. Además de esto, el modelo de las embarcaciones coincide con el utilizado por los pescadores de aquel país.
Curiosamente, los objetos personales de los tripulantes fueron retirados o confiscados tras la masacre. La causa de la muerte no fue publicada, pero las autoridades aclararon que no se debió a ataque con armas de fuego. La sospecha es que la Marina o la Guardia Costera norcoreana interceptaron y atacaron deliberadamente a las embarcaciones asesinando a los tripulantes como una forma de castigar o impedir la deserción. En el ataque emplearon porras y cuchillos. Los barcos habrían sido dejados a la deriva como una forma de intimidación para impedir futuros intentos de fuga.
yeowatzup
A comienzos de año, el gobierno norcoreano reforzó la vigilancia en sus fronteras para evitar las fugas de ciudadanos que cada vez son más frecuentes. Esto podría estar orillando a las personas a intentar escapar por la ruta más peligrosa, valiéndose de embarcaciones que no están preparadas para el viaje.
El régimen de Corea del Norte no quiso manifestar sobre estas sospechas y afirmó no tener conocimiento alguno de intentos de fuga de ciudadanos o de cualquier represalia para impedir que lleguen a Japón.
Imagina esa terrible escena en donde oficiales armados abordan a estas pequeñas y frágiles embarcaciones para sacar información a sus tripulantes sobre los desertores. Los torturan, los matan y finalmente les roban sus pertenencias. El terror no está en fantasmas, monstruos marinos u OVNIs, el verdadero terror reside en el propio ser humano.
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